SARA SÁIZ 2 E.S.O. B TODA UNA CAMPEONA
Nuestra querida compañera Sara María Saiz Antón nos demostró su gran facilidad para la escritura ganando el segundo premio del primer mes del concurso “Relatos del Camino de Santiago”, patrocinado por la Caja de Burgos.
Todos tenemos la posibilidad de participar durante los meses de marzo, abril y mayo, pero no todos tenemos el honor de ganar alguno de los premios.
Las categorías de este concurso son para alumnos del primer ciclo de ESO, hasta bachilllerato.
Sara dio rienda suelta a su imaginación y nos deleitó con su relato “De Oca a Oca”. Podemos disfrutar de su lectura en la página web de Caja de Burgos/ literaria.
Esta magnífica narración cuenta las ocurrencias de un joven peregrino, Yago, que realiza la ruta jacobea a la vez que un grupo de jóvenes muy singulares.
Desde que empezó el concurso todos las personas que lo deseen puede votar a favor de los relatos que más les atraigan.
Entre los más votados en el mes de marzo se encuentra el de nuestra compañera Sara. Como premio ha obtenido un Ipod.
A sus compañeros de clase no nos extraña que haya conseguido este éxito pues nos tiene acostumbrados a sus maravillosas historias y a su facilidad para inventar, imaginar y crear un sinfín de relatos.La entrega de premios tuvo lugar el día 1 de junio.
En la web de Caja de Burgos podemos leer la crítica del jurado hacia Sara. En ella se anima a nuestra amiga a seguir escribiendo y se comenta que la literatura nos permite mezclar tiempos, personajes, sucesos y jugar con las palabras y las situaciones.
Felicidades Sara por este triunfo tan merecido.
GLORIA GIL-PERALTA
RELATO DE SARA SÁIZ. DISFRUTAD DE SU LECTURA

DE OCA @ OCA
Se dice que el juego de la OCA, nació en el Camino de Santiago (de la OCA toma su nombre Villafranca), para contar los avatares del peregrino y para distraerle en las largas noches de invierno en los hospitales en que se albergaba. Aquí va una historia, o dos…
1. “DECLARACIÓN: Al empezar, el que saca 3 y 6, se pone al número 26 y si es 4 y 5, al número 53”. Juan Francisco Piferrer.
El posadero Pelayo manejó los dados con soltura y disparó al aire con el puño. Un 2 y un 4, a la casilla 26, “de dado a dado y tiro porque me ha tocado”, vocearon a coro su esposa, Teodomiro y Jerilmo. Aquel año de 1.087, había sido malo para la posada de Villafranca Montes de Oca, pero de nuevo empezaban a aparecer más peregrinos que anunciaban buena temporada. También se presentaban estos rufianes como Teodomiro, el falso clérigo, que timaba a los piadosos y Jerilmo el falso peregrino vestido de bordón, que se ganaba la vida haraganeando por los pueblos. Eran tan tunantes como el propio posadero Pelayo, timador de caminantes, a pesar de lo cual hacían buenas migas en este nuevo juego de la oca, inventado en Villafranca, que fiaba todo a la suerte de los dados.
Yago, traía un mal día, con el pie vendado apenas podía andar. Se había cortado por pisar descalzo en el albergue de Belorado y el hospitalero le curó y vendó. Un conductor, que pasaba por allí le invitó a llevarle. Yago pensó que rompía el voto de hacer todo el camino a pie, pero este imprevisto le retrasaría mucho, por lo que aceptó ser llevado hasta Villafranca Montes de Oca, siguiente población más importante en el Camino. Yago empezó a sospechar si el destino no estaba jugando con él.
2. “En el 6 paga, y se pasa al 12.” J.F.Piferrer.
La posadera Lupa, esposa de Pelayo, a quien ganaba en astucia para sisar reales al peregrino, soltó aquellos dos dados de hueso, movió a la casilla 6, la del puente, pagó medio real y mientras Teodomiro repetía la letanía “de puente a puente y tiro porque me lleva la corriente”, pasaba su ficha a la casilla 12.
Como Yago no había caminado nada esta jornada, decidió refrescarse en el río Oca. Cuando estaba en el puente, un vehículo paró y le comentó que era mejor meter los pies en el río Cerrata de la Pedraja, de manera que, una vez refrescados, y dado lo temprano del día, podría volver al albergue de Villafranca andando 5 kilómetros lo que además, no le vendría mal. Montó en el coche y le acercaron del puente del Oca al puente del Cerrata. Otro aviso del azar que Yago no comprendía.
3. “En la venta paga, y no juega una vez.” J.F. Piferrer.
Era el turno de Teodomiro, falso clérigo conocido en el lugar, pero que seguía dando el pego con sus discursos piadosos a los ingenuos que por allí pasaban. Los dos mágicos dados marcaron un 8, pasaba a la casilla 19 de la venta o posada, le tocaba pagar, lo cual hizo de mala gana, y pasar un juego sin tirar.
El día había sido raro, pensó Yago, pues había montado en dos coches, había visto dos ríos y andado muy poco del Camino. Por esto se preguntó si no se habría colado en una película de “JUMANJI”, en la que él era, sin saberlo, protagonista. Con la herida tan fresca y los cinco kilómetros largos andados se le irritó el pie. Llegó tarde a la posada y pagó la noche. Pensó que al día siguiente iba a tener dificultades para reanudar la marcha, acaso necesitaría un día más para descansar.
4. “En el pozo paga, y no sale hasta que otro le saque.” J.F. Piferrer.
Jerilmo, bordonero de los que abundan en este siglo XI por las sendas del Camino de Santiago, vago como la chaqueta del guarda, era un experto jugador, tanto como embaucador de peregrinos. Sus dados tallados en hueso marcaron un 9, desgraciadamente debía pasar a la casilla 31 la del pozo, condena perpetua hasta que otro jugador tenga la misma desgracia. Jerilmo maldijo su suerte.
A pesar de que ese día había hecho intención de no caminar, Yago se aburría soberanamente, por lo que se dirigió a la Ermita de San Felices, actualmente una pequeña iglesia en ruinas, construida en el siglo X y donde dicen que estaba enterrado el Fundador de Burgos Conde Diego Porcelos. Llegó enseguida y se metió entre las piedras sueltas y la maleza de espinas que las rodeaban. Como estaba distraído limpiando una lápida de granito, por ver si descubría la tumba, el cielo oscureció. De repente, se vio presa del pánico y no sabía por donde había entrado en aquel enredo de ruinas. La angustia le sugirió una medida desesperada: llamó por su móvil, agotando el saldo, a la posada, que vinieran a recogerle porque estaba perdido. Antes de que el pánico le dominara, un “todoterreno” se acercó con las luces encendidas y unas voces le llamaron. Se había salvado de aquel pozo oscuro y siniestro de rocas y ramas. Otro episodio que a Yago le hizo sospechar si estaba interpretando un personaje de algún juego de azar.
5. “En el laberinto paga, y vuelve al 39.” J.F.Piferrer.
Nuevamente era el turno del posadero Pelayo, esta vez la suerte le volvería a sonreír. Dos dados y avanza a la casilla 42. “Del laberinto al 39” susurra Lupa, como rezando una oración memorizada en su infancia. Pelayo, molesto retrasa su ficha, con temor a caer de nuevo en el laberinto u otra casilla peor de las que esperan más adelante.
Ya era hora de iniciar la jornada, pensó Yago recuperado de su dolencia. Se arrancó por el Camino, pues le quedaba un largo y duro día; había que ascender una empinada y larga cuesta paralela a la carretera donde respiraban asmáticamente los camiones arrastrando sus ruedas por el asfalto. Pasó un robledal y quiso distraerse un rato paseando. Se perdió y cuando quiso buscar la carretera era noche cerrada. Un vehículo le recogió y le trasladó, por error, hasta Espinosa del Camino, 4 kilómetros más atrás de su anterior posada.
6. “En la torre paga y no juega 3 veces.” J.F. Piferrer.
Lupa la hospedera, había adelantado varias casillas, esperaba buenos números. Los dados le pasaron a la casilla 52, la Torre, eso significaba tres turnos sin tirar. Su buena racha se había terminado.
Yago pensó que en Espinosa del Camino llevaba ya un retraso de tres jornadas y era como volver a empezar. Se resignó, después de tanto ir y volver y, al amanecer, decidió iniciar el Camino. No acababa de comprender el sentido de aquella partida que se estaba jugando con él.
7. “En la muerte, se vuelve a empezar.” J.F. Piferrer.
El Clérigo Teodomiro, ya había pagado su penitencia de un turno sin que le costara mucho. Se alegró porque volvía a tener los dados entre sus manos. Les acarició y sopló para que le dieran suerte, pero salió desgracia: la casilla 58. “La calavera es la muerte”, dijo Pelayo con una sonrisa burlona. Teodomiro maldijo los infiernos y pasó su ficha a la casilla de salida.
Tras un duro día de caminar, Yago decidió tumbarse pronto en el saco de dormir. Quería descansar. Tal vez por el cansancio, o por el ajetreo del día, la noche también fue movida. Tuvo una pesadilla. Yago, por algún motivo desconocido, se encontraba al principio del Camino en Roncesvalles y le quedaban más de 800 kilómetros por los que arrastrar los pies cansados. No sabía como había vuelto, pero la idea de volver a andar de nuevo lo caminado, le torturó en sueños.
8. “Desde el 60 con un dado, volando del 63 atrás, hasta venir justo y se gana”.J.F. Piferrer.
Por fin Jerilmo había logrado salir del pozo, gracias a otro jugador que corrió su misma suerte. Ahora volvía a la buena racha. Como peregrino que era, aunque falso, llegaría al fin de la tierra, a la tumba de Santiago o donde se propusiera. Los dados le acompañaron, por fin estaba en la casilla 63 “El Jardín de la Oca”, era el ganador.
A pesar del oscuro sueño de la noche pasada, Yago había adelantado mucho. A media mañana se encontraba en el Alto de la Pedraja, había escalado la parte más dura del Camino, pues era un puerto de montaña. Ahora solo le quedaba un tramo con llano y pequeñas subidas y bajadas. Pasado el mediodía llegó al Monasterio de San Juan de Ortega, verdadero oasis del peregrino, ya que su hospitalario hospitalero, recibía como un buen padre a todo el que llegaba. Por fin había llegado, después de tantos juegos del azar, que esperaba se hubieran terminado.
9.“El que queda en una oca, vuela hasta no dar en otra.” J.F. Piferrer.